Partes de una caldera de pellets Hargassner

Este elemento existe cuando no se utiliza un sistema de alimentación mediante sinfín directo. El depósito nodriza es alimentado automáticamente con el sistema de aspiración desde un silo de mayores dimensiones. Este último sistema es, lógicamente, el que permite al usuario disponer de una mayor autonomía y mayor confort de uso y hace posible el llenado manual de la caldera, aunque no es su principal cometido. Su ventaja más significativa frente a una tolva de llenado manual, es que permite la instalación de silos de diferente tamaño sin ningún coste adicional.

Este elemento es esencial ya que forma parte del sistema de seguridad de la instalación: evita el retroceso de llama al silo. Hargassner apuesta desde hace décadas por la doble válvula rotatoria, que da una seguridad del 100%, pues no existe ningún momento durante el funcionamiento donde el canal de introducción de combustible esté comunicado con el depósito nodriza.

Este elemento es el que introduce los pellets a la cámara de combustión. Hargassner apuesta por la alimentación lateral ya que es la que mejores resultados ha dado. Permite un óptimo control de la dosificación de combustible a la cámara de combustión y dispone de un sistema de limpieza de la parrilla totalmente automático.

En función del tamaño de la caldera, la parrilla puede estar formada por una o varias parrillas de fundición. Es muy importante que éstas puedan ser mantenidas limpias ya que por ellas pasa el aire primario para la combustión. Hargassner tiene, dependiendo del modelo, parrillas que se deslizan lateralmente y parrillas Ambos sistemas ofrecen excelentes resultados.

El material refractario es esencial para garantizar una estable combustión y para permitir una modulación eficiente y limpia. Como bien es sabido, el ladrillo refractario es el mejor material para soportar las altas temperaturas que se alcanzan durante la combustión. Gracias a ello las calderas Hargassner disponen de una prolonga la vida útil con mínimo mantenimiento.

El intercambiador es el lugar en el que se transmite el calor de la combustión al agua, por lo que es muy importante mantener esa zona limpia. Esto se consigue mediante los turbuladores, que se mueven de manera automatizada después de entre 2 y 3 horas de funcionamiento.

El ventilador de tiro forzado expulsa los humos por la chimenea. Gracias al control de depresión que incorporan nuestras calderas, el sistema de control es capaz de hacer que el ventilador de tiro gire a la velocidad adecuada para mantener la combustión es unas condiciones óptimas.

El control de la caldera es la que gestiona tanto la combustión como la distribución del calor. Es el cerebro de la caldera y lo que permite que todos los elementos citados anteriormente trabajen conjuntamente para lograr una elevada eficiencia y tengan el menor desgaste.

Lógicamente el sistema de control está formado tanto por la electrónica que regula la combustión, la pantalla Touch Tronic que permite al usuario controlar su equipo y otros elementos, como sondas y actuadores. Dentro de estos últimos cabe destacar la sonda Lambda, que es la encargada de medir el oxígeno que contienen los humos de combustión. De esta manera, la caldera puede adaptar la alimentación de combustible y aire para ajustar la combustión a la calidad del combustible.