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Cómo elegir una caldera de biomasa para viviendas unifamiliares

Cómo elegir una caldera de biomasa para viviendas unifamiliares

¿Por qué debemos instalar una caldera de biomasa en nuestra casa? ¿Qué aspectos debemos tener en cuenta a la hora de elegir una caldera? Estas son algunas de las preguntas más frecuentes acerca de adquirir una caldera de biomasa. Y queremos resolverlas a lo largo de este post.

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Instalar calderas de biomasa en casas de nueva construcción

En general, diferenciamos entre quienes están construyendo una casa y requieren de una caldera nueva, y quienes ya cuentan con una pero quieren cambiar la existente, sea por fallo técnico o por su alto consumo energético.

No obstante, todos tienen en común la reducción de los costes de calefacción. A modo de comparativa, 1 litro de gasoil equivale energéticamente a 2 kg de pellets.  El litro del gasoil cuesta a día de hoy unos 65 céntimos de euro, y 2 kg de pellets algo menos de 50 céntimos. Vemos que independientemente de la bajada temporal del precio de los combustibles fósiles, hay una clara diferencia de precios en el combustible.

En una casa nueva, en construcción, es importante aprovechar la oportunidad para diseñar la sala de calderas y el silo de manera que queden óptimamente integrados en el edificio. Por ejemplo, es bueno poder tener en cuenta la distancia y acceso desde la caldera al silo para su recarga.

Una ventaja en edificios nuevos es que no hace falta instalar energía solar térmica (obligatorio por parte del CTE), ya que la biomasa cubre con creces los requisitos mínimos. No obstante, es importante mencionar que se puede integrar de manera óptima la energía solar con la calefacción por biomasa si se diseña de manera correcta. Es una solución muy querida en países de Centro Europa.

En un edificio en el que se quiera sustituir la caldera existente por una de biomasa es importante tener en cuenta el espacio disponible para el silo, el espacio en la sala de calderas, el acceso a la sala, etc…

Aparte de lo anterior, es importante tener en cuenta una serie de aspectos, tales como el tipo de combustible, la potencia necesaria, o el tipo de instalación hidráulica con la que se cuenta, entre otros.

Elegir el tipo de combustible (biomasa) a quemar

Los pellets son la solución más usual, ya que no requiere de un silo grande, y las calderas son fáciles de montar con precios inferiores a las de astillas.

La leña es un recurso muy interesante en el sector rural, para aquellas personas que dispongan a mano de este tipo de combustible.

Y la astilla, en general, es la solución ideal para clientes con mucho consumo energético.

El precio de los combustibles puede ser bastante variado, dependiendo del tipo de combustible, las cantidades que se pidan, la zona geográfica, etc… 1 kg de pellets puede costar entre 210 y 250€/t. Una tonelada de leña entre unos 90 y 130€/t, y la astilla, entre unos 70 –y 90€/t, dependiendo de la calidad y humedad.

En base al tipo de combustible, es necesario diseñar el silo. Con pellets se suele instalar un silo textil con una capacidad de unas 3-3,6 t de pellets. Por ejemplo, el silo GWTS 2x2m, que se puede llenar neumáticamente desde un camión cisterna. Otra opción muy buena es un silo de obra, con un sinfín unido al sistema de aspiración de pellets. Por supuesto que se pueden instalar calderas de llenado manual (en la gama Classic 9-22), aunque suponen algo más de trabajo.

Definir toda la potencia necesaria

Es malo sobredimensionar las calderas de biomasa, ya que podrían consumir más y producir un mayor volumen de manchas por un funcionamiento irregular.

La potencia depende de varios factores, pero sobre todo de los metros cuadrados a calefactar, el aislamiento de la casa y la zona climática. Lo normal es que se calcule con unos 70 – 100 W/m². En caso de contar con suelo radiante, se puede reducir ligeramente la potencia, ya que por lo general, el edificio se calienta de manera más continuada, reduciendo los picos de demanda térmica que pudiera llegar a haber con radiadores.

Un ejemplo: para una vivienda unifamiliar de 150m², una caldera de 10 a 15 kW puede calefactar la casa con radiadores y un depósito de ACS de unos 250l.

En este sentido, y en base a los metros cuadrados de la vivienda, se puede establecer lo siguiente:

  • 100m²:  6-10 kW, por ejemplo NANO PK 6/9/12
  • 150 m²: 10 – 12 kW, por ejemplo NANO 9 – 15 kW, por ejemplo NANO PK 12 o Classic/HSV 15
  • 200m²: 14 – 22 kW, por ejemplo Classic/HSV 15 – 22
  • 300 m²: 21 – 30 kW, por ejemplo Classic/HSV 22  o Classic 31

Diseñar la instalación hidráulica de manera correcta

En casas unifamiliares se suele instalar entre 1 y 2 circuitos de calefacción. Además, es necesario instalar un depósito de ACS, ya que las calderas de biomasa no generan ACS instantánea a no ser que vayan conectados a una inercia con ACS instantánea.

Con las calderas Hargassner no es necesario ni recomendable instalar un depósito de inercia. Las calderas Hargassner pueden modular entre el 30 y el 100% de manera lineal, eficiente y sin aumentar de emisiones o perder rendimiento.

Por lo tanto, vale con instalar un depósito de ACS. Generalmente basta con uno de 200l, aunque recomendamos hasta 300l, para poder evitar que la caldera arranque con demasiada frecuencia en verano.

El depósito de ACS tiene además la ventaja de captar el calor sobrante de la caldera. Colocar innecesariamente una inercia con una caldera Hargassner genera globalmente mayores pérdidas térmicas, traduciéndose en mayor consumo. Aparte de ello, la instalación es más costosa por llevar más elementos.

Aprovechar la capacidad de control de la caldera de biomasa

Si es posible, es recomendable aprovecha la capacidad de control que tiene la caldera: ésta decide a qué temperatura impulsar el agua por el circuito de calefacción en base a la temperatura exterior y a la interior. De esta manera se alcanza un máximo confort con consumo mínimo.